Una vida alentando, jamás se acaba.
Mañana juega Talleres. Y vos y yo, y el también, todos vamos a estar en la cancha.
Es algo de lo que estoy seguro, porque vivimos para los colores, para el amor. Somos enfermos crónicos y sin cura de este síndrome que se fortalece cada vez que vamos a la cancha, y como dicen algunos sabios, no hay mejor cura que la misma enfermedad.
Por eso vos que ese día juraste que no volvías nunca mas, pero que al día siguiente preguntabas cuando se empezaban a vender las entradas para la próxima fecha y sin importar contra quien, estuviste ahí. Por eso vos, que ese día quisiste romper el carnet de socio pero te acordaste del loco Lillo tapando a Luis Fabiano para que no te lo fusile a Cuenca y te dijiste que esos tiempos en poco volverán, y te hiciste socio para toda la temporada una vez más.
Por eso confío ciegamente en que vos, que yo y aquel vamos a estar en la cancha, para darle ánimos a este plantel que lo necesita. A este plantel que no creo que como dicen algunos, no tenga ganas de jugar acá. Vos viste lo que gritaron el gol de Klusener el martes. Si, todos sabemos como terminó eso, pero son cosas del fútbol hermano, y ya te dijimos, Talleres no está tan complicado como el periodismo amarillista y el pesimismo de turno nos quiere hacer creer, no somos necios tampoco, está complicado como cualquier recién ascendido, pero confiando en que se puede y se va a salir de tal situación.
Sabemos que vos, que te comiste la radio escuchando el partido contra Maipú, aún sabiendo que como dijo el negro Fontanarrosa, la radio es lo peor, lo escuchaste a tu relator preferido gritar el gol de Klusener y festejaste como un gol la salvada sobre la línea del Conde Bazzi.
¿Vas a tirar por la borda y que se ahogue en el mas profundo de los infiernos todo lo que sufriste, lloraste y alentaste durante la peor etapa, solo por un par de resultados negativos?
Yo fuera vos ya tendría la camiseta puesta y el escavio listo para llevarlo al estacionamiento donde haces la previa para entrar a cantarle a los colores. Y si, cantemosle a los colores, pero alentemos a esos 11 tipos que salen con la albiazul. Pueden tener un mal momento o simplemente pueden ser malos, pero no creo que sean mala leche como para ir para atrás, si razonamos, a ninguno le haría bien en su carrera un descenso al innombrable torneo.
Yo recuerdo aquel día del ascenso, y se que lloraste tanto como yo, que abrazaste tan fuerte como yo, y que agitaste esa misma noche que jugábamos la libertadores y volvíamos a primera a lo Velazco, si de taco, igual que yo. Pero nos cuesta, este torneo nos cuesta, y entonces hay que demostrar que a pesar de la campaña, ir hasta el estadio no nos cuesta, que el precio de una entrada o un carnet solo es simbólico, pero no es un gasto, ni un costo. Mañana vamos todos, mañana te quiero a vos, te quiero cantando, te quiero agitando en la platea, en el palco o en la popular.
Hay que sufrir, hay que luchar, hay que estar dispuesto a dejarlo todo, para que lo que se gane luego se disfrute mas, hay que alentar, para que lo que se logre ese día también se sienta propio.
Una vida alentando nunca se acaba, seremos los que haya que ser para que el aliento sea incondicional.
Mañana juega Talleres. Y vos y yo, y el también, todos vamos a estar en la cancha.
Es algo de lo que estoy seguro, porque vivimos para los colores, para el amor. Somos enfermos crónicos y sin cura de este síndrome que se fortalece cada vez que vamos a la cancha, y como dicen algunos sabios, no hay mejor cura que la misma enfermedad.
Por eso vos que ese día juraste que no volvías nunca mas, pero que al día siguiente preguntabas cuando se empezaban a vender las entradas para la próxima fecha y sin importar contra quien, estuviste ahí. Por eso vos, que ese día quisiste romper el carnet de socio pero te acordaste del loco Lillo tapando a Luis Fabiano para que no te lo fusile a Cuenca y te dijiste que esos tiempos en poco volverán, y te hiciste socio para toda la temporada una vez más.
Por eso confío ciegamente en que vos, que yo y aquel vamos a estar en la cancha, para darle ánimos a este plantel que lo necesita. A este plantel que no creo que como dicen algunos, no tenga ganas de jugar acá. Vos viste lo que gritaron el gol de Klusener el martes. Si, todos sabemos como terminó eso, pero son cosas del fútbol hermano, y ya te dijimos, Talleres no está tan complicado como el periodismo amarillista y el pesimismo de turno nos quiere hacer creer, no somos necios tampoco, está complicado como cualquier recién ascendido, pero confiando en que se puede y se va a salir de tal situación.
Sabemos que vos, que te comiste la radio escuchando el partido contra Maipú, aún sabiendo que como dijo el negro Fontanarrosa, la radio es lo peor, lo escuchaste a tu relator preferido gritar el gol de Klusener y festejaste como un gol la salvada sobre la línea del Conde Bazzi.
¿Vas a tirar por la borda y que se ahogue en el mas profundo de los infiernos todo lo que sufriste, lloraste y alentaste durante la peor etapa, solo por un par de resultados negativos?
Yo fuera vos ya tendría la camiseta puesta y el escavio listo para llevarlo al estacionamiento donde haces la previa para entrar a cantarle a los colores. Y si, cantemosle a los colores, pero alentemos a esos 11 tipos que salen con la albiazul. Pueden tener un mal momento o simplemente pueden ser malos, pero no creo que sean mala leche como para ir para atrás, si razonamos, a ninguno le haría bien en su carrera un descenso al innombrable torneo.
Yo recuerdo aquel día del ascenso, y se que lloraste tanto como yo, que abrazaste tan fuerte como yo, y que agitaste esa misma noche que jugábamos la libertadores y volvíamos a primera a lo Velazco, si de taco, igual que yo. Pero nos cuesta, este torneo nos cuesta, y entonces hay que demostrar que a pesar de la campaña, ir hasta el estadio no nos cuesta, que el precio de una entrada o un carnet solo es simbólico, pero no es un gasto, ni un costo. Mañana vamos todos, mañana te quiero a vos, te quiero cantando, te quiero agitando en la platea, en el palco o en la popular.
Hay que sufrir, hay que luchar, hay que estar dispuesto a dejarlo todo, para que lo que se gane luego se disfrute mas, hay que alentar, para que lo que se logre ese día también se sienta propio.
Una vida alentando nunca se acaba, seremos los que haya que ser para que el aliento sea incondicional.
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